martes, 15 de enero de 2013

Heroína



LA HEROÍNA

La heroína es una droga ilegal altamente adictiva. No sólo es el opiáceo de más abuso sino que también es el de acción más rápida. La heroína se procesa de la morfina, sustancia que ocurre naturalmente y que se extrae de la bellota de ciertas variedades de amapolas o adormideras. Típicamente se vende en forma de polvo blanco o marrón, o como una sustancia negra pegajosa conocida en la calle como "goma" o "alquitrán negro" ("black tar heroin"). Aunque se está volviendo más común encontrar heroína de mayor pureza, la mayoría de la heroína que se vende en la calle ha sido mezclada o "cortada" con otras drogas o con sustancias como azúcar, almidón, leche en polvo o quinina. También se vende en la calle heroína que ha sido cortada con estricnina u otros venenos. Debido a que las personas que abusan de la heroína no saben la fuerza real de la droga o su verdadero contenido, corren el riesgo de una sobredosis o de morir. La heroína también presenta problemas especiales debido a la transmisión del VIH y otras enfermedades que puede ocurrir al compartir las agujas u otros equipos de inyección.

La heroína generalmente se inyecta, se inhala o aspira, o se fuma. Típicamente el adicto se puede inyectar hasta cuatro veces al día. La inyección intravenosa proporciona la mayor intensidad y causa la oleada de euforia más rápida (de 7 a 8 segundos), mientras que la inyección intramuscular produce un inicio relativamente lento de la euforia (de 5 a 8 minutos). Cuando la heroína se inhala o se fuma, generalmente se sienten sus efectos máximos después de unos 10 a 15 minutos. Los investigadores del NIDA han confirmado que todas las formas de administración de la heroína causan adicción.
La inyección continúa siendo el método de administración más común entre los adictos de heroína que buscan tratamiento. En muchas de las áreas del CEWG, se reporta un aumento en el uso de heroína por vía inyectable, mientras que su uso por inhalación está disminuyendo. Sin embargo, hay ciertos grupos como el de las personas de raza blanca que viven en los suburbios en el área de Denver, que informan fumar o inhalar la heroína porque creen que estas vías de administración causan menos adicción.
Con el cambio en los patrones de abuso de la heroína se presenta un grupo aún más diverso de usuarios. En años recientes, la disponibilidad de una heroína de mayor pureza (que es más apta para la inhalación) y la disminución en los precios reportados en muchas áreas, han aumentado la atracción por la heroína para usuarios renuentes a inyectársela. Por otra parte, la heroína también ha comenzado a aparecer en las comunidades más afluentes.

Poco después de inyectársela (o inhalarla), la heroína cruza la barrera de la sangre al cerebro. En el cerebro, la heroína se convierte en morfina y rápidamente se adhiere a los receptores de opioides. Las personas que abusan de la heroína típicamente informan que sienten una oleada de sensaciones agradables, conocida comúnmente como "rush". La intensidad del "rush" depende de la cantidad de la droga que se ha tomado y la rapidez con que la droga entra al cerebro y se adhiere a los receptores naturales de opioides. La heroína es particularmente adictiva porque entra al cerebro rápidamente. Con la heroína, el "rush" generalmente va acompañado por un acaloramiento de la piel, sequedad de la boca y una sensación de pesadez en las extremidades a veces seguido por náusea, vómito y una picazón severa.
Después de los efectos iniciales, los abusadores generalmente se sienten somnolientos por varias horas. La función mental se ofusca por el efecto de la heroína en el sistema nervioso central. La función cardiaca disminuye. La respiración también se deprime enormemente, a veces hasta el punto de causar la muerte. La sobredosis de heroína puede ser particularmente peligrosa en la calle, donde no se puede determinar con certeza la cantidad y la pureza de la droga.


Uno de los efectos más perjudiciales de la heroína es la adicción en sí. La adicción es una enfermedad crónica con recaídas, caracterizada por la búsqueda y uso compulsivo de drogas y por cambios neuroquímicos y moleculares en el cerebro. Asimismo, la heroína produce un grado profundo de tolerancia y dependencia física, los que también son factores poderosos que motivan su uso compulsivo y abuso. Al igual que con las personas que abusan de otras drogas adictivas, los abusadores de heroína gradualmente gastan cada vez más tiempo y energía obteniendo y usando la droga. Una vez ya adictos, el propósito primordial en la vida del abusador de heroína se convierte en la búsqueda y el uso de la droga. Las drogas literalmente cambian sus cerebros y comportamiento.
La dependencia física se desarrolla con dosis más altas de la droga. Con la dependencia física, el cuerpo se adapta a la presencia de la droga y los síntomas del síndrome de abstinencia comienzan si su uso se reduce abruptamente. Este síndrome puede ocurrir pocas horas después de la última vez que se usó la droga. Sus síntomas incluyen inquietud, dolor en los músculos y huesos, insomnio, diarrea, vómito, escalofríos con piel de gallina ("romper en frío" o "cold turkey") y movimientos de las piernas. Los síntomas agudos del síndrome de abstinencia alcanzan su punto máximo entre 24 a 48 horas despues de la última dosis de heroína y se apaciguan aproximadamente en una semana. Sin embargo, algunas personas muestran signos persistentes del síndrome de abstinencia por muchos meses. La abstinencia a la heroína nunca es fatal para adultos saludables, pero puede ser mortal al feto de una adicta embarazada.
En algún momento durante el uso continuo de la heroína, el usuario puede hacerse adicto a la droga. Ocasionalmente, hay adictos que soportan muchos de los síntomas del síndrome de abstinencia para reducir su tolerancia a la droga y así poder sentir el "rush" nuevamente.
En un tiempo se pensaba que la dependencia física y la aparición de los síntomas de abstinencia eran las características clave de la adicción a la heroína. Ahora sabemos que esto no es totalmente cierto, ya que el deseo y la recaída pueden ocurrir semanas o meses después de haber desaparecido los síntomas del síndrome de abstinencia. También sabemos que los pacientes con dolores crónicos, que necesitan opiáceos para poder funcionar (a veces usándolos por períodos largos), tienen pocos o casi ningún problema para dejar los opiáceos una vez que el dolor se ha eliminado por otros medios. Esto puede ser porque el paciente con dolor simplemente está buscando alivio al dolor y no el "rush" que busca el adicto.
Los efectos a corto y largo plazo del abuso de la heroína
Efectos a corto plazo:
·         "Rush" u oleada de euforia
·         Depresión respiratoria
·         Ofuscación del funcionamiento mental
·         Náusea y vómito
·         Supresión del dolor
·         Abortos espontáneos

Efectos a largo plazo:
·         Adicción
·         Enfermedades infecciosas, por ejemplo, VIH/SIDA, la hepatitis B y C
·         Venas colapsadas
·         Infecciones bacterianas
·         Abscesos
·         Infección del endocardio y las válvulas del corazón
·         Artritis y otros problemas reumatológicos

Las consecuencias médicas del uso crónico de la heroína mediante inyección incluyen venas cicatrizadas o colapsadas, infecciones bacterianas de los vasos sanguíneos, abscesos (forúnculos) y otras infecciones de los tejidos blandos, y enfermedades hepáticas o renales. Las complicaciones pulmonares (incluyendo varios tipos de neumonía y tuberculosis) pueden ser el resultado de la mala salud del abusador, así como de los efectos depresivos de la heroína sobre la respiración. Algunos de los aditivos encontrados en la heroína que se vende en la calle pueden contener sustancias que no se disuelven fácilmente y que obstruyen los vasos sanguíneos que van a los pulmones, el hígado, los riñones o el cerebro. Esto puede causar una infección y hasta la muerte de pequeños grupos de células en los órganos vitales. Las reacciones inmunes a estos y otros contaminantes pueden causar artritis u otros problemas reumatológicos.
Por supuesto que compartir los equipos de inyección o fluidos puede resultar en las consecuencias más severas del abuso de la heroína como la infección con hepatitis B y C, VIH o una variedad de otros virus transmitidos por la sangre, que los drogadictos a su vez pueden después pasar a sus parejas sexuales y a sus hijos.
El abuso de heroína durante el embarazo, conjuntamente con los muchos factores ambientales asociados (por ejemplo, la falta de cuidados prenatales), ha sido vinculado a complicaciones adversas, incluyendo un bajo peso del bebé al nacer, lo que constituye un factor de riesgo importante para retrasos futuros en su desarrollo. El mantenimiento con metadona, en combinación con cuidados prenatales y un programa de tratamiento integral para el abuso de drogas, puede aminorar muchas de las consecuencias negativas, tanto en la madre como en el recién nacido, que suelen estar asociadas con el abuso de la heroína en las mujeres que no reciben tratamiento. No obstante, los bebés expuestos a la metadona en el embarazo generalmente requieren tratamiento para los síntomas del síndrome de abstinencia. Varios estudios realizados en los Estados Unidos han encontrado que la buprenorfina es tan eficaz y segura como la metadona, en el tratamiento ambulatorio de pacientes con dependencia a los opioides. Dado este nivel de eficacia en los adultos, los estudios actuales están tratando de establecer la seguridad y la eficacia de la buprenorfina en las mujeres embarazadas con dependencia a los opioides. En el caso de las mujeres que no quieren o no pueden recibir farmacoterapia para su adicción a la heroína, se puede logra la desintoxicación de los opiáceos durante el embarazo con una relativa seguridad, aunque se debe tomar en cuenta la posibilidad de recaer en el uso de la heroína.
Las personas que abusan de la heroína corren peligro de contraer el VIH, la hepatitis C y otras enfermedades infecciosas al compartir y volver a usar jeringuillas y otros equipos de inyección que fueron utilizados por personas infectadas. También se pueden contagiar a través de contactos sexuales sin protección con una persona infectada. Los usuarios de drogas inyectables (UDI) representan el grupo que corre el mayor riesgo de contraer el virus de la hepatitis C. Se calcula que entre un 70 a un 80 por ciento de los 35.000 casos de infecciones nuevas de hepatitis C que surgen en los Estados Unidos anualmente, ocurren en los UDI.
Las investigaciones financiadas por el NIDA han encontrado que los abusadores de drogas pueden cambiar los comportamientos que los ponen en riesgo de contraer el VIH, a través de programas de tratamiento, de prevención y de alcance comunitario destinados a combatir el abuso de drogas. Ellos pueden eliminar el uso de drogas, los comportamientos de riesgo relacionados a las drogas como el compartir agujas y las prácticas sexuales poco seguras, a la vez previniendo el riesgo de ser expuestos al VIH/SIDA y a otras enfermedades infecciosas. La prevención y el tratamiento para el abuso de drogas son altamente eficaces en prevenir la diseminación del VIH.


En un avance importante, un equipo internacional de científicos ha demostrado que la adicción a la morfina y la heroína pueden ser bloqueadas, mientras que al mismo tiempo aumenta el alivio del dolor. El equipo de la Universidad de Adelaida y la Universidad de Colorado ha descubierto el mecanismo clave en el sistema inmunológico del cuerpo que amplifica la adicción a los opiáceos. Los estudios de laboratorio han demostrado que el fármaco (+)-naloxona bloquea selectivamente la respuesta inmune-adicción.

Los resultados de la investigación eventualmente podrían conducir a nuevos co-formulados de fármacos que ayuden a los pacientes con dolor severo así como a los consumidores de heroína a dejar el hábito. Estos hallazgos tiene el potencial de dar lugar a importantes avances en los cuidados paliativos para el paciente. La droga que se ha utilizado para bloquear la adicción, la naloxona, es una droga espejo no opioide que fue creada por el Dr. Kenner Rice en la década de 1970. Los investigadores creen que esto será extremadamente útil como fármaco co-formulado con la morfina, por lo que los pacientes que requieran un alivio para el dolor severo no se volverán adictos, pero aún así recibirán el alivio del dolor. La droga naloxona apaga automáticamente la adicción. Apaga la necesidad de tomar opiáceos, corta los comportamientos asociados con la adicción, y la neuroquímica del cerebro cambia la dopamina, que es la sustancia química importante para ofrecer esa sensación de placer de la droga, ya no se produce.
AUTOR: EVER AARÓN BANDA MERAZ.

INFORMACIÓN EXTRA:
http://motivacion.about.com/od/adiccion/a/La-Adiccion-A-Los-Opiaceos-Heroina-Y-Morfina.htm

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