LA HEROÍNA
La heroína es una droga ilegal altamente
adictiva. No sólo es el opiáceo de más abuso sino que también es el de acción
más rápida. La heroína se procesa de la morfina, sustancia que ocurre
naturalmente y que se extrae de la bellota de ciertas variedades de amapolas o
adormideras. Típicamente se vende en forma de polvo blanco o marrón, o como una
sustancia negra pegajosa conocida en la calle como "goma" o
"alquitrán negro" ("black tar heroin"). Aunque se está volviendo
más común encontrar heroína de mayor pureza, la mayoría de la heroína que se
vende en la calle ha sido mezclada o "cortada" con otras drogas o con
sustancias como azúcar, almidón, leche en polvo o quinina. También se vende en
la calle heroína que ha sido cortada con estricnina u otros venenos. Debido a
que las personas que abusan de la heroína no saben la fuerza real de la droga o
su verdadero contenido, corren el riesgo de una sobredosis o de morir. La
heroína también presenta problemas especiales debido a la transmisión del VIH y
otras enfermedades que puede ocurrir al compartir las agujas u otros equipos de
inyección.
La heroína generalmente se inyecta, se inhala o aspira, o se fuma.
Típicamente el adicto se puede inyectar hasta cuatro veces al día. La inyección
intravenosa proporciona la mayor intensidad y causa la oleada de euforia más
rápida (de 7 a 8 segundos), mientras que la inyección intramuscular produce un
inicio relativamente lento de la euforia (de 5 a 8 minutos). Cuando la heroína
se inhala o se fuma, generalmente se sienten sus efectos máximos después de
unos 10 a 15 minutos. Los investigadores del NIDA han confirmado que todas las
formas de administración de la heroína causan adicción.
La inyección continúa siendo el método de administración más común entre
los adictos de heroína que buscan tratamiento. En muchas de las áreas del CEWG,
se reporta un aumento en el uso de heroína por vía inyectable, mientras que su
uso por inhalación está disminuyendo. Sin embargo, hay ciertos grupos como el
de las personas de raza blanca que viven en los suburbios en el área de Denver,
que informan fumar o inhalar la heroína porque creen que estas vías de
administración causan menos adicción.
Con el cambio en los patrones de abuso de la heroína se presenta un grupo
aún más diverso de usuarios. En años recientes, la disponibilidad de una
heroína de mayor pureza (que es más apta para la inhalación) y la disminución
en los precios reportados en muchas áreas, han aumentado la atracción por la
heroína para usuarios renuentes a inyectársela. Por otra parte, la heroína
también ha comenzado a aparecer en las comunidades más afluentes.
Poco después de inyectársela (o inhalarla), la heroína cruza la barrera de
la sangre al cerebro. En el cerebro, la heroína se convierte en morfina y
rápidamente se adhiere a los receptores de opioides. Las personas que abusan de
la heroína típicamente informan que sienten una oleada de sensaciones
agradables, conocida comúnmente como "rush". La intensidad del
"rush" depende de la cantidad de la droga que se ha tomado y la
rapidez con que la droga entra al cerebro y se adhiere a los receptores
naturales de opioides. La heroína es particularmente adictiva porque entra al
cerebro rápidamente. Con la heroína, el "rush" generalmente va
acompañado por un acaloramiento de la piel, sequedad de la boca y una sensación
de pesadez en las extremidades a veces seguido por náusea, vómito y una picazón
severa.
Después de los efectos iniciales, los abusadores generalmente se sienten
somnolientos por varias horas. La función mental se ofusca por el efecto de la heroína
en el sistema nervioso central. La función cardiaca disminuye. La respiración
también se deprime enormemente, a veces hasta el punto de causar la muerte. La
sobredosis de heroína puede ser particularmente peligrosa en la calle, donde no
se puede determinar con certeza la cantidad y la pureza de la droga.
Uno de los efectos más
perjudiciales de la heroína es la adicción en sí. La adicción es una enfermedad
crónica con recaídas, caracterizada por la búsqueda y uso compulsivo de drogas
y por cambios neuroquímicos y moleculares en el cerebro. Asimismo, la heroína
produce un grado profundo de tolerancia y dependencia física, los que también
son factores poderosos que motivan su uso compulsivo y abuso. Al igual que con
las personas que abusan de otras drogas adictivas, los abusadores de heroína
gradualmente gastan cada vez más tiempo y energía obteniendo y usando la droga.
Una vez ya adictos, el propósito primordial en la vida del abusador de heroína
se convierte en la búsqueda y el uso de la droga. Las drogas literalmente
cambian sus cerebros y comportamiento.
La dependencia física
se desarrolla con dosis más altas de la droga. Con la dependencia física, el
cuerpo se adapta a la presencia de la droga y los síntomas del síndrome de
abstinencia comienzan si su uso se reduce abruptamente. Este síndrome puede
ocurrir pocas horas después de la última vez que se usó la droga. Sus síntomas
incluyen inquietud, dolor en los músculos y huesos, insomnio, diarrea, vómito,
escalofríos con piel de gallina ("romper en frío" o "cold turkey")
y movimientos de las piernas. Los síntomas agudos del síndrome de abstinencia
alcanzan su punto máximo entre 24 a 48 horas despues de la última dosis de
heroína y se apaciguan aproximadamente en una semana. Sin embargo, algunas
personas muestran signos persistentes del síndrome de abstinencia por muchos
meses. La abstinencia a la heroína nunca es fatal para adultos saludables, pero
puede ser mortal al feto de una adicta embarazada.
En algún momento
durante el uso continuo de la heroína, el usuario puede hacerse adicto a la
droga. Ocasionalmente, hay adictos que soportan muchos de los síntomas del
síndrome de abstinencia para reducir su tolerancia a la droga y así poder
sentir el "rush" nuevamente.
En un tiempo se
pensaba que la dependencia física y la aparición de los síntomas de abstinencia
eran las características clave de la adicción a la heroína. Ahora sabemos que
esto no es totalmente cierto, ya que el deseo y la recaída pueden ocurrir
semanas o meses después de haber desaparecido los síntomas del síndrome de
abstinencia. También sabemos que los pacientes con dolores crónicos, que
necesitan opiáceos para poder funcionar (a veces usándolos por períodos
largos), tienen pocos o casi ningún problema para dejar los opiáceos una vez
que el dolor se ha eliminado por otros medios. Esto puede ser porque el
paciente con dolor simplemente está buscando alivio al dolor y no el
"rush" que busca el adicto.
Los efectos a corto y largo plazo del abuso de la heroína
Efectos a corto plazo:
·
"Rush" u oleada de euforia
·
Depresión respiratoria
·
Ofuscación del funcionamiento mental
·
Náusea y vómito
·
Supresión del dolor
·
Abortos espontáneos
Efectos a largo plazo:
·
Adicción
·
Enfermedades infecciosas, por ejemplo, VIH/SIDA, la hepatitis B y C
·
Venas colapsadas
·
Infecciones bacterianas
·
Abscesos
·
Infección del endocardio y las válvulas del corazón
·
Artritis y otros problemas reumatológicos
Las consecuencias médicas del uso crónico de la heroína mediante inyección
incluyen venas cicatrizadas o colapsadas, infecciones bacterianas de los vasos
sanguíneos, abscesos (forúnculos) y otras infecciones de los tejidos blandos, y
enfermedades hepáticas o renales. Las complicaciones pulmonares (incluyendo
varios tipos de neumonía y tuberculosis) pueden ser el resultado de la mala
salud del abusador, así como de los efectos depresivos de la heroína sobre la
respiración. Algunos de los aditivos encontrados en la heroína que se vende en
la calle pueden contener sustancias que no se disuelven fácilmente y que
obstruyen los vasos sanguíneos que van a los pulmones, el hígado, los riñones o
el cerebro. Esto puede causar una infección y hasta la muerte de pequeños
grupos de células en los órganos vitales. Las reacciones inmunes a estos y
otros contaminantes pueden causar artritis u otros problemas reumatológicos.
Por supuesto que compartir los equipos de inyección o fluidos puede
resultar en las consecuencias más severas del abuso de la heroína como la
infección con hepatitis B y C, VIH o una variedad de otros virus transmitidos
por la sangre, que los drogadictos a su vez pueden después pasar a sus parejas
sexuales y a sus hijos.
El abuso de heroína durante el embarazo, conjuntamente con los muchos
factores ambientales asociados (por ejemplo, la falta de cuidados prenatales),
ha sido vinculado a complicaciones adversas, incluyendo un bajo peso del bebé
al nacer, lo que constituye un factor de riesgo importante para retrasos
futuros en su desarrollo. El mantenimiento con metadona, en combinación con
cuidados prenatales y un programa de tratamiento integral para el abuso de
drogas, puede aminorar muchas de las consecuencias negativas, tanto en la madre
como en el recién nacido, que suelen estar asociadas con el abuso de la heroína
en las mujeres que no reciben tratamiento. No obstante, los bebés expuestos a
la metadona en el embarazo generalmente requieren tratamiento para los síntomas
del síndrome de abstinencia. Varios estudios realizados en los Estados Unidos
han encontrado que la buprenorfina es tan eficaz y segura como la metadona, en
el tratamiento ambulatorio de pacientes con dependencia a los opioides. Dado
este nivel de eficacia en los adultos, los estudios actuales están tratando de
establecer la seguridad y la eficacia de la buprenorfina en las mujeres
embarazadas con dependencia a los opioides. En el caso de las mujeres que no
quieren o no pueden recibir farmacoterapia para su adicción a la heroína, se
puede logra la desintoxicación de los opiáceos durante el embarazo con una
relativa seguridad, aunque se debe tomar en cuenta la posibilidad de recaer en
el uso de la heroína.
Las personas que abusan de la heroína corren peligro de contraer el VIH, la
hepatitis C y otras enfermedades infecciosas al compartir y volver a usar
jeringuillas y otros equipos de inyección que fueron utilizados por personas
infectadas. También se pueden contagiar a través de contactos sexuales sin
protección con una persona infectada. Los usuarios de drogas inyectables (UDI)
representan el grupo que corre el mayor riesgo de contraer el virus de la
hepatitis C. Se calcula que entre un 70 a un 80 por ciento de los 35.000 casos
de infecciones nuevas de hepatitis C que surgen en los Estados Unidos
anualmente, ocurren en los UDI.
Las investigaciones financiadas por el NIDA han encontrado que los
abusadores de drogas pueden cambiar los comportamientos que los ponen en riesgo
de contraer el VIH, a través de programas de tratamiento, de prevención y de
alcance comunitario destinados a combatir el abuso de drogas. Ellos pueden
eliminar el uso de drogas, los comportamientos de riesgo relacionados a las
drogas como el compartir agujas y las prácticas sexuales poco seguras, a la vez
previniendo el riesgo de ser expuestos al VIH/SIDA y a otras enfermedades
infecciosas. La prevención y el tratamiento para el abuso de drogas son
altamente eficaces en prevenir la diseminación del VIH.
En un avance importante, un equipo internacional de científicos ha
demostrado que la adicción a la morfina y la heroína pueden ser bloqueadas,
mientras que al mismo tiempo aumenta el alivio del dolor. El equipo de la
Universidad de Adelaida y la Universidad de Colorado ha descubierto el
mecanismo clave en el sistema inmunológico del cuerpo que amplifica la adicción
a los opiáceos. Los estudios de laboratorio han demostrado que el fármaco
(+)-naloxona bloquea selectivamente la respuesta inmune-adicción.
Los resultados de la investigación eventualmente podrían conducir a nuevos
co-formulados de fármacos que ayuden a los pacientes con dolor severo así como
a los consumidores de heroína a dejar el hábito. Estos hallazgos tiene el
potencial de dar lugar a importantes avances en los cuidados paliativos para el
paciente. La droga que se ha utilizado para bloquear la adicción, la naloxona, es una droga espejo no opioide que fue creada por el Dr. Kenner
Rice en la década de 1970. Los investigadores creen que esto será
extremadamente útil como fármaco co-formulado con la morfina, por lo que los
pacientes que requieran un alivio para el dolor severo no se volverán adictos,
pero aún así recibirán el alivio del dolor. La droga naloxona apaga
automáticamente la adicción. Apaga la necesidad de tomar opiáceos, corta los
comportamientos asociados con la adicción, y la neuroquímica del cerebro cambia la dopamina, que es la sustancia química importante para ofrecer esa
sensación de placer de la droga, ya no se produce.
AUTOR: EVER AARÓN BANDA MERAZ.
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